LA PANDEMIA Y EL REFUERZO DE LOS PREJUICIOS.

                                          José Nagel

                                                                     

 

Durante la pandemia del Covid-19 las autoridades han tomado una serie de medidas dirigidas a los adultos mayores, población que se percibe como la más vulnerable ante el contagio. La más importante de las medidas ha sido el confinamiento de los mayores de 75 años en sus domicilios.

Para salir, deben ir con acompañante, y sólo durante una hora tres veces por semana en los alrededores de su residencia. Si necesitan realizar trámites indispensables tienen la obligación de solicitar un permiso especial aun cuando su localidad no se encuentre en cuarentena.

Como el mensaje es que esta población debe ser protegida, sus familiares deben también restringir sus contactos, limitándolos a la provisión de comida y de apoyos indispensables.

Paralelamente ha habido reiterados mensajes, imágenes y reportajes en la prensa que hacen conciencia de la vulnerabilidad de este grupo y de su necesidad de protección.

Sin duda, la intención central ha sido caritativa, la de proteger a un grupo que se percibe como el más débil frente a los contagios. Esto probablemente ha evitado la extensión del virus y ha salvado a muchas personas de contraerlo. Sin embargo, ha tenido también otras consecuencias en términos de imágenes de la tercera edad, contribuyendo a reforzar prejuicios y estereotipos sociales.

Así, en este período, los estereotipos predominantes han configurado la creencia de que los adultos mayores son:

- un grupo carente de autonomía e incapaz de valerse por sí mismo,

- un grupo con pocas habilidades intelectuales y capacidad de aprendizaje,

- un grupo con comportamientos infantiles.

 

1.       De estos tres prejuicios, quizás el más extendido ha sido la percepción de los adultos mayores como un grupo incapaz de valerse por sí solo, que ha perdido competencias y autonomía. Este estereotipo, que ha sido estudiado en diversas sociedades como la imagen más frecuente que los jóvenes tienen sobre los mayores, parece haberse reforzado en el caso chileno, a juzgar por los mensajes de prensa y de las redes sociales. Por ejemplo, imágenes reiteradas de adultos mayores incapacitados en las casas de reposo se vuelven habituales y pesan en el subconsciente colectivo generando imágenes, y, consecuentemente, actitudes hacia ellos. Este estereotipo desconoce, sin embargo, que la gran mayoría de los adultos mayores son autovalentes, que una cantidad importante trabaja y continúa produciendo y que muchos de ellos, por el desgraciado hecho de vivir solos, tiene que suplir sus necesidades sin ningún apoyo externo.

 

2.       El estereotipo de pérdida de capacidades intelectuales tiene al menos dos caras. Por un lado, la creencia de que muchos adultos mayores presentan procesos de deterioro mental, disminución de la memoria, grados diversos de alzheimer y dificultades de aprendizaje. Por otra, la convicción de su incapacidad en el mundo virtual lo que los marginaría del acceso a gran parte de la información actual y de herramientas fundamentales de trabajo.

La pandemia ha reforzado este prejuicio por la prioridad que ha ganado el trabajo virtual y las comunicaciones a través de las diversas aplicaciones de internet. Los mayores son percibidos, de manera general, como incapaces de utilizar estas tecnologías.

Contrariamente, diversos estudios muestran una creciente integración de los adultos mayores (especialmente entre 60 y 80 años) al mundo digital, habiéndose duplicado el porcentaje entre las últimas mediciones y constatando que más del 50% de los adultos mayores tiene acceso a internet. (Los excluidos generalmente lo son por razones económicas).

Las imágenes de deterioro y limitación intelectual, cubren de manera amplia a todas las personas mayores desconociendo el dato fundamental de la enorme diferenciación entre subgrupos y tramos de edad. El término “tercera edad” encierra dentro de él una diversidad de situaciones que incluyen desde deportistas y músicos de excelencia hasta investigadores, científicos y escritores.

 

3.       La infantilización del adulto mayor es un prejuicio casi universal en países de occidente (no así en Oriente) y se acentúa en el mundo de habla hispana. Investigaciones importantes en España, Argentina y México así lo muestran.

De manera casi inconsciente se desarrolla una actitud protectora frente a los “abuelitos”, los que, en la imagen, compartirían muchos rasgos con los niños pequeños: ingenuidad, carencias en la comprensión de situaciones, risa fácil, entretenciones simples. De hecho, desde hace mucho tiempo, las imágenes más mostradas en la televisión han sido grupos de adultos mayores a quienes se los hace bailar, cantar o jugar como niños.

Durante la pandemia, como consecuencia del refuerzo de prejuicios, parece haber crecido también la creencia de infantilización. El hecho de que los mayores tengan que depender de sus hijos o de sus familiares más jóvenes para la provisión de alimentos y medicinas, ha revestido a los jóvenes de una imagen de mayor autoridad frente a ellos. Las normas son ahora impuestas a la inversa de lo familiar para hacer que los “mayores-niños” se comporten como deben hacerlo.

 

En ese contexto, es importante analizar el tema con el fin de “deconstruir” de alguna forma los estereotipos, hacer ver las inconsecuencias e inexactitudes de ellos, y mostrar las consecuencias negativas que esas actitudes inconscientes causan en los adultos mayores.

 

Y junto con ello, hacer conciencia que quizás la medida que más ha contribuido al refuerzo de los prejuicios ha sido la confinación de los mayores de 75 años.  Tanto es así que esta medida, salvo en cuatro países, ha sido abandonada en todo el mundo por las consecuencias negativas que ha producido en la tercera edad.      


 

Comentarios

  1. Excelentes reflexiones amigos¡
    (Comentario de Pamela Palma)

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  2. La pandemia nos ha hecho revisar el valor familiar por el confinamiento.
    Las opciones de los adultos mayores; sometidos a una situación de tensión; de angustia y de los efectos del Covid 19 , nos ja llevado a generar nuestra propia reinversión, nos hemos convertido en lectores; escritores; cocineros, o nuevos profesores de los nietos; hemos tenido que reinventarnos y volver a los años donde la acumulación de conocimientos se han volcado hacia la familia o hacia los amigos, hemos buscado a esas hermosas experiencias en nuestras vidas y quisiéramos volver a experimentarlas aunque sea porque nos vienen a la mente gracias ala. disco duro cerebral
    Gracias por tu artículo amigo Pepe

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