CONCEPTO DE ENVEJECIMIENTO.
Sonia Zapata
El concepto de envejecimiento no
forma parte de vuestro acervo cultural, salvo en algunas personas dedicadas al tema.
Hoy en día dado el alto número de personas mayores es imprescindible conocer
algo más de él El envejecimiento es un proceso natural, cuya duración varía
según las personas, pues influyen factores genéticos y ambientales, ocurre con
el paso del tiempo y consiste en un progresivo declive de la integridad y las
funciones del organismo, una mayor probabilidad de padecer enfermedades y
dificultades de adaptación.
Podemos medir la edad desde
distintos puntos de vista. la edad cronológica, la edad biológica, la edad
psicológica etc. Las Naciones Unidas (ONU) habla de “personas mayores”,
refiriéndose a aquellas que superan los 65 años, aun cuando, debido a la alta
esperanza de vida, les quedan muchos años por vivir.
El ser humano se va adaptando al
proceso normal de envejecimiento. Aparecen cambios progresivos como: las canas,
las arrugas, la disminución de las capacidades físicas, la mente y el cuerpo
funcionan más despacio, se producen cambios hormonales y el progresivo
deterioro de los sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto). Además, existen factores
ambientales y comporta mentales que pueden interactuar en el proceso.
Los cambios asociados al envejecimiento se
inician desde que se nace y de forma
poco aparente, para exteriorizarse poco a poco. Todo esto requiere un ajuste y
adaptación orgánica de cada individuo que le permita mantenerse en salud. Estos cambios son: cambios biológicos, psíquicos y sociales; los que en su
conjunto caracterizarán el perfil de la Persona Mayor.
Cambios biológicos. El envejecimiento de las
capacidades físicas y sus limitaciones asociadas.
Cambios psíquicos. Incluyen los cambios de comportamiento la auto percepción y las
reacciones frente al fenómeno del envejecer propio y ajeno, los problemas de la relación con los
demás, creencias y valores del propio individuo y de su visión de la vida y de
la muerte.
Cambios sociales. principalmente el
cambio de rol del anciano, tanto en el ámbito individual como en la comunidad. Considera las
diferencias generacionales existentes en comportamiento social, y la dificultad
de adaptación e integración que presenta la
persona anciana a estos cambios.
Una persona pasa de la primera infancia a la niñez, la adolescencia, la
edad adulta y por último a la senectud. Las clasificaciones por edades son
parcialmente subjetivas y las edades para el comienzo o final de ellas son solo
aproximadas, cada etapa no está demarcada en forma precisa.
El envejecimiento comienza, de forma
arbitraria, su duración y características tienen una gran variabilidad. El
envejecimiento normal, implica una serie de cambios graduales biológicos,
psicológicos y sociales asociados a la edad, inevitables, como consecuencia del
paso del tiempo
En el envejecimiento patológico,
los cambios se producen como consecuencia
de enfermedades, malos hábitos, no
forman parte del envejecimiento normal y, en algunos casos pueden prevenirse o
son reversibles. Si se envejece de forma patológica, se pierde la autonomía, y la
calidad de vida depende de terceros.
El envejecimiento optimo es el
envejecimiento en las mejores condiciones posibles físicas, psicológicas,
sociales. Es el envejecimiento deseable por todas las personas ya que implica
pocas pérdidas o ninguna e incluye una baja probabilidad de presencia de
enfermedades.
Las características del
envejecimiento son: Universal, Irreversible, Individual.
Deletéreo: (una progresiva pérdida de función)
La sociedad actual no dispone aún de una
cultura de la vejez, en muchos contextos culturales la persona mayor no es bien
valorada, y se considera como alguien que llega a su fin y no como alguien que
tiene el mérito de haber recorrido un largo camino. Es el llamado modelo del
viejismo y el paradigma del cuerpo joven.
En este período se hace referencia a un declive
del funcionamiento cognitivo, existen sujetos que no sufren ningún declive,
mientras que otros los muestran más amplios y extensos. La memoria de largo
plazo y el conocimiento experiencial son los principales recursos cognitivos de
las P.M.
Apreciando las pérdidas que vive la P.M., y las
preocupaciones de su vida cotidiana, es necesario que disponga de capacidades
emocionales, para enfrentar las situaciones personales y sociales. Hay que
reconocer las vivencias emocionales, sobre todo las negativas que provoca la
vejez para poder ser compensadas o corregidas. No se trata de
“reprimir el sentimiento” o “dejar de sentir”, sino ser capaz de reorientar las
emociones negativas para expresarse con el menor daño posible, se debe ser
capaz de ajustarse a las condiciones de la edad.
La vida afectiva de la P.M. se caracteriza por
un aumento de las pérdidas, como de la autonomía, valerse por sí mismo, hacer
lo que desea y las pérdidas referidas a la jubilación, muerte del cónyuge y de
seres queridos. El envejecimiento, la edad cronológica avanzada y la
muerte de seres queridos y conocidos son factores que a las P.M. les hace
pensar en la muerte. Comienzan
a pensar en la inminencia de su propia muerte, en lo “poco que le queda de
vida” y no en lo que puede hacer día a día para vivir de una mejor manera.
La soledad, es otro de los temores en esta
etapa la percepción de esta depende de la red de apoyo social de que disponga
la persona mayor y de los propios recursos psicológicos que posea. No debe ser
asociada como un patrimonio de la vejez.
La jubilación es un tema preocupante, muchas
mujeres y hombres llegan a la edad de la jubilación sintiéndose capaces para
seguir dentro del ámbito laboral. Hay P.M. totalmente vigentes, lúcidas, llenas
de iniciativas y planes de trabajo. La sociedad les dice que deben dejar el
puesto a gente más joven y nueva, y que deben retirarse. Esto les ocasiona una
gran frustración.
P.M. debe recurrir a la resiliencia, a través
de la cual se generan respuestas adaptativas frente a situaciones de crisis o
de riesgo. Este concepto está vinculado al autocontrol en el sentido de saber
afrontar y responder adecuadamente a los diversos problemas cotidianos y
acontecimientos vitales a los que se ve expuesto.
La P.M. debe tener la capacidad de plantearse
retos y perseverar en su logro, aprovechando las distintas oportunidades de su
vida diaria Esta capacidad no debe disminuir con la edad, La experiencia
acumulada aporta para proyectarse al futuro y a la consecución de objetivos
reales.
El optimismo es una capacidad emocional de
importancia crucial en esta edad. Teniendo en cuenta las dificultades o
limitaciones reales de la ancianidad, una actitud optimista favorece una
valoración de los obstáculos como modificables. Permitiría ver la adultez mayor
como una posibilidad para realizar proyectos que antes no fueron posibles
La P.M. debe convivir en familia, relacionarse
con sus familiares, amigos, vecinos y personas del día a día. Podría funcionar
como un experto de las relaciones interpersonales, siempre y cuando utilice esa
condición de manera emocionalmente inteligente, relacionándose efectivamente
con los otros teniendo en cuenta los sentimientos de ellos y controlando los
propios.
Si la vejez nos vuelve inactivos
y el cuerpo se debilita, no decrece la actividad intelectual: se puede poner al
servicio de la sociedad toda la experiencia.
El cultivo del espíritu, el ejercicio, ayudan a combatir la decrepitud
física; si los placeres propios de la juventud disminuyen existen otros como la
amistad y la buena conversación. No debemos aislarnos, sino cultivar nuestras
amistades, y por supuesto mantener relaciones optimas con nuestra familia.
Comentarios
Publicar un comentario