REFLEXIÓN DE HOY CON LOS OJOS DEL AYER

Angélica Carreño. Dirigenta Asociación de Pensionados y Jubilados de Chile.

 

Nuevamente en cuarentena. Esta realidad sanitaria nos golpea nuevamente, pero con más intensidad, ya sabemos sus efectos ¿o no lo entendimos?

El año pasado fue durísimo, no solo por su alto costo en vidas humanas, sino que también por sus efectos laborales, escolares, sociales, familiares y económicos. Ya lo vivimos. ¿Qué pasó que no entendimos? 

El Covid-19 arrasó con todo, quedamos paralizados de terror ante un pequeñísimo enemigo, el cual ni siquiera logramos ver, que se desplaza sigiloso para atacar a la humanidad completa. El planeta está sometido a su actuar cruel y sin piedad. Algo tan minúsculo nos mostró cuan frágil es la vida. Pensamos que éramos grandes, poderosos e invencibles, pero quedamos reducidos, pues fuimos atacados en lo más básico, RESPIRAR.

Si, respirar, porque es lo primero que hacemos al nacer. Los pulmones se llenan de oxígeno y lloramos. Y ahora lloramos porque no podemos respirar. Tenemos que usar mascarillas para salvar nuestra vida y la de los que amamos.

Una persona millonaria comento- “con todo nuestro dinero, no pudimos comprar aire para nuestro padre y el COVID se lo llevó”-.

La humanidad ha tenido que aprender una nueva forma de trabajar, se le llama teletrabajo. Agotador, agotador. Sobre todo, para la mujer, porque en casa siempre hay algo extra que hacer… con teleeducación, tele compra, tele reunión, teleconferencia, tele amigos. Esta nueva forma de vivir sí que nos va a volver locos.

Es tan frustrante no abrazar a tu familia y amigos, saludarse con el codo o a distancia… ¡si nacimos en comunidad! somos familia, somos tribu, somos conciudadanos, somos humanidad. Dependemos uno de otros, somos sociedad. Pero el COVID dijo- “tendrán que aprender a vivir en soledad, con miedo y con lo mínimo. Aprenderán a respetar y vivir en un nuevo orden de cosas. Y el que se revele sufrirá las consecuencias”-.

Y aquí estamos todos. Los mayores, en los cuales estoy incluida, somos obedientes y nos recluimos sin protestar. Pero ¿Qué pasa con los jóvenes? ¿aprenderán a obedecer? o ¿sucumbirán a las consecuencias del más pequeño enemigo llamado Covid19?

Ojalá podamos ver el resultado de esta pandemia. Tengo fe en la humanidad y de esto vamos a salir fortalecidos.

 

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