ABUELOS CUIDADORES DE NIETOS
José Nagel, Investigador Cendec
Ya es casi habitual escuchar que
los adultos mayores representan una “carga” para la sociedad. Son personas que
han perdido sus capacidades y que deben ser objeto de cuidados especiales o
depositados en alguna parte donde no interfieran con la vida social.
Sin embargo, la realidad dice
otra cosa. No solo porque muchos de los adultos mayores continúan activos y
presentes en la vida social, en el trabajo y en las decisiones políticas y
económicas, sino también, porque aquellos que están “retirados” desempeñan
algunos roles claves para posibilitar que otros trabajen y participen en la
vida social. Tal es el caso de los abuelos cuidadores de nietos.
Diversos estudios muestran que la
proporción de abuelos que se encargan de sus nietos es significativa.
Investigaciones en España señalan que, al menos, el 25% de los adultos mayores
cuidan nietos. En México, de tres millones de niños que permanecen en sus
casas, el 61% son cuidados por sus abuelos. En Chile un estudio del Centro de
Envejecimiento de la U. C. señala que el 40% de las personas mayores
entrevistadas tiene, entre sus tareas más importantes, el cuidado los nietos.
En todos los casos, esta tarea
resulta fundamental para permitir que los padres puedan salir a trabajar,
especialmente en los sectores de menores ingresos. Es decir, sin estos
cuidadores difícilmente muchas personas podrían cumplir con sus tareas
laborales, con el consiguiente daño personal y social.
Es esta una tarea que se realiza
gratuitamente y que en una gran proporción no es elegida por los abuelos sino
solicitada y, a menudo, impuesta por sus hijos. Se gira contra el hecho que los
abuelos tienen un compromiso afectivo muy grande con su familia, que ellos
comprenden que su apoyo es fundamental para la vida laboral de sus hijos y que
disponen del tiempo para hacerlo. Incluso, en muchas oportunidades ello implica
un traslado de residencia para poder cumplir una función que compromete todo su
tiempo.
Un estudio de la Universidad de
Barcelona mostró que el cuidado no es algo temporal y pasajero, sino que se
extiende por largo tiempo y ocupa muchas horas. Así, en el caso del grupo español,
los abuelos llevaban en promedio más de cuatro años a cargo de los nietos y más
de la mitad dedicaba a esta tarea cinco días a la semana con un promedio de
seis horas diarias.
Es, a la vez, una tarea en que se
encuentra poco apoyo, A diferencia de otros tipos de cuidadores, los abuelos
deben enfrentar solos la tarea por cuanto la presencia de los padres en la
mayoría de los casos es casi inexistente y se limita a las noches y, a veces,
los fines de semana. No hay tampoco instituciones sociales que los apoyen o los
acompañen en estas funciones.
Por otra parte, cuando la
dedicación es muy alta termina siendo un escollo para que las personas puedan
tener otras experiencias, convivir con sus iguales, mantener redes sociales y
realizar otras actividades dentro o fuera del hogar.
En esta labor de cuidado de
nietos, los abuelos comprometen profundamente su afectividad entendiendo que es
un compromiso que no pueden ni deben eludir lo que, en algunos casos, conduce
al llamado “síndrome del abuelo esclavo”. La persona siente que no tiene otra
opción y que debe dedicar su tiempo completamente a sus nietos lo que, inconscientemente
le va produciendo un daño profundo y una situación de angustia encubierta
porque capta que, con esta dedicación completa, está sacrificando su autonomía
y su posibilidad de hacer otras cosas placenteras o necesarias.
Sin embargo, por otra parte, la
mayoría de los estudios muestra, también, que la tarea de cuidar nietos resulta
de alto beneficio subjetivo para la persona. Ello permite combatir el
sentimiento de soledad y aislamiento y fortalecer el equilibrio emocional. De
hecho, en diversas entrevistas se repiten las expresiones: “disfruto mucho”,
los nietos son la alegría de mi vida” “me siento más activo”, esto da sentido a
mi vida”. Incluso, según un estudio publicado en “Evolution and Human
Behaviour”, quienes han cuidado nietos han aumentado su esperanza de vida por
el beneficio emocional que ello involucra. Al parecer quienes se han ocupado de
sus nietos viven, en promedio, cinco años más que los que no han desarrollado
esta actividad.
En resumen, el cuidado de nietos
es una experiencia muy extendida, de alto impacto social y económico, a la que los
abuelos dedican mucho tiempo y sacrificio que a menudo no es reconocido pero
que produce efectos emocionales y afectivos altamente positivos.
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