ENCUESTA
NACIONAL DE INCLUSION Y EXCLUSION SOCIAL DE LAS PERSONAS MAYORES EN CHILE
Sonia
Zapata, Investigadora CENDEC
SENAMA y la U.C, en Junio2021, llevaron a cabo un estudio que
da a conocer aquellos factores que favorecen o dificultan la integración social
de las personas mayores, medidas a través de las opiniones y expectativas
respecto a cuatro dimensiones de la inclusión social: primaria, secundaria,
simbólica y autorreferida.
Es interesante conocer que sienten las personas mayores, como
son tratadas por los distintos actores de la sociedad y como se aprovecha toda
la experiencia y sabiduría que han logrado acumular con los años. Por
ello, se presentan aquí la Síntesis y Comentarios finales del documento.
En primer lugar, en las evaluaciones de la disponibilidad de
prestaciones institucionales, las respuestas fueron mayoritariamente negativas
y pesimistas. Considera la preparación del país para afrontar el envejecimiento
poblacional y la disponibilidad de
prestaciones para el apoyo material, biológico, psíquico y social de la
población envejecida que lo requiere, el estudio da cuenta de una desprotección institucional, haciéndose notar
la necesidad de fortalecer financiera y
administrativamente los servicios estatales..
En la inclusión primaria de las personas mayores en Chile se presentan,
por un lado, un déficit institucional y por el otro la desconfianza en los
agentes políticos encargados del problema. Se constata que los segmentos
sociales que, con mayor intensidad, denuncian las condiciones de exclusión
social, son los de las peores condiciones socioeconómicas. Los menos
pesimistas, minoritarios, tienen mejores situaciones socioeconómicas. Existe
una constatación, en ambos sectores, de los costos que implican los
requerimientos de personas mayores con discapacidades serias, para los cuales
los seguros y recursos familiares, aun para los sectores más pudientes, son
siempre limitados.,
La población observa el envejecimiento en Chile y expresa,
que las personas mayores no están integradas, que no se aprovechan sus aportes,
que los políticos y gobernantes no las consideran y que las imágenes sociales
sobre el envejecimiento y la vejez están empeorando. Entre las personas mayores
¿quiénes son más optimistas? En términos generales, son quienes tienen las
mejores condiciones socioeconómicas que se sienten menos expuestos a ideas,
creencias e imágenes negativas del envejecimiento y que incluso desarrollan
acciones para enfrentar su etapa de vejez (ahorrar, alimentarse, hacer
actividad física, etc.),
El nivel de integración social de los mayores (inclusión
secundaria) es negativo opinando que, a las personas mayores socialmente se les
margina y que sus aportes a la sociedad no serían aprovechados.
En esta encuesta se detectaron bajas expectativas respecto a
un eventual incremento del apoyo a las personas mayores por parte de sus
familias y se señalaron otras instancias sociales como “amigos, vecinos y
conocidos” y “organizaciones religiosas
y caritativas” como otros apoyos complementarios. “Estos resultados obligan a
colocar un foco de atención en cómo reforzar a las instituciones familiares o a
sus equivalentes, si bien pueden seguir siendo responsabilizadas por el cuidado
de sus adultos mayores, en términos de solidaridades familiares
intergeneracionales, tendrían cada vez menos posibilidades de hacerlo o, no
podrían cumplir con todas las condiciones para atender la demanda de personas
mayores que requieren de cuidados especiales”
No se aprecian diferencias entre hombres y mujeres respecto a
sus capacidades para afrontar los procesos de envejecimiento y de la vejez. Los
contenidos de las comunicaciones que se escuchan sobre el envejecimiento y la
vejez son, relativamente, moderados y realistas. En su mayoría, se los asume
como procesos naturales, aunque también se evita hablar de ellos. Lo
determinante es que las opiniones positivas son escasas y el tono es más bien
negativo o pesimista. Estas respuestas se ven afectadas por la apreciación de
los bajos niveles de ingresos familiares: quienes tienen dificultades con ellos
reportan, en mayor proporción, opiniones negativas, También se señala que, en
los medios de comunicación de masas, no destacan características de las
personas mayores, sin embargo, hay algunas variaciones.
En el plano de la
dimensión simbólica de la inclusión/ exclusión social, los análisis de los
resultados de la encuesta indican que las imágenes negativas sobre la población
de personas mayores en Chile están relacionadas, fundamentalmente, con malas
condiciones socioeconómicas.
Finalmente, no se aprecia un capital personal, psicológico,
que motive una imagen de comportamientos para afrontar los desafíos asociados
al envejecimiento (inclusión autorreferida) o el desarrollo de sentimientos positivos
en la vejez. Los análisis de las respuestas muestran que se suma la falta de
acciones preparatorias para la etapa de la vejez con una imagen de fatalidad
ante esta etapa de la vida. Al parecer
los/as chilenos/as no se sienten responsables de su preparación para la vejez y
trasladan la responsabilidad a sus familias, las que están sometidas a enormes
cambios y cada vez menos podrán cumplir con las expectativas tradicionales. La
responsabilidad personal por el bienestar en la vejez no es una opción que se
presente a menudo.,
Las principales acciones para afrontar el envejecimiento se
relacionan con la mantención de la salud, específicamente: controles periódicos
de salud, mantener una alimentación saludable y realizar una actividad física.
En general, estos acondicionamientos activos se concentran en los sectores
socioeconómicos y educacionales más acomodados. Significativamente, no realizar
nada en especial para prepararse para la vejez se asocia a malas condiciones
económicas y, en general, los jóvenes olvidan la preparación para los procesos
de envejecimiento. Un bajo porcentaje de los/as encuestados/as sostiene
expectativas optimistas respecto al envejecimiento.
Se presupone que la satisfacción con la vida disminuye a
medida que se llega a la vejez y que la mayoría de las personas mayores no
llega a poder valerse por si misma. Al consultar sobre el tipo de sensaciones
que se asocian a la etapa de la vejez, se detecta que no es la felicidad, sino
que las relacionadas con el miedo, la tranquilidad, la tristeza o no sentir.
Las referencias más intensas a la tristeza y el miedo son más frecuentes en las
personas de mayor edad y entre los con malas condiciones socioeconómicas. No
sentir nada en particular ante la vejez y el envejecimiento es una respuesta de
los jóvenes.
El estudio concluye que los análisis de esta sexta encuesta muestran
la percepción ciudadana de fuertes obstáculos institucionales que impiden
alcanzar o contar con un nivel de bienestar en la etapa de la vejez. Esta
evaluación se compensa en la confianza en redes sociales que, sin embargo,
están expuestas a los cambios sociales de la modernidad y por las
transformaciones sociodemográficas. Esta precariedad institucional y social genera
imágenes pesimistas en la población adulta mayor que se concretiza en un
debilitamiento del capital psicológico que los motive a desarrollar acciones
preventivas para afrontar problemas, presentes y futuros, asociados a la vejez.
Estas consideraciones se manifiestan en autoexclusiones y, la percepción de un
déficit de integración social de la población de adultos mayores. El lado más
pesimista de este diagnóstico se intensifica en los segmentos socioeconómicos
más desprotegidos los cuáles son los mayoritarios en el país.
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